Me permitirán ustedes que comience citando a Tales de Mileto, el último de los magos y el primero de los filósofos, archegós, como lo denominó Aristóteles (I, 3, 20), porque de ambas materias amanece fabricada esta web y, en concreto, este apartado dedicado a un blog sobre temas de interés que en referencia a ella se analizen.
Esta inicial entrada solo pretende ser un saludo.
En la “Introducción” a las famosísimas conferencias de Max Weber en 1919, hace justo un siglo, sobre la política y la ciencia, escribió Raymond Aron que «cualquiera que sea el juicio del filósofo, la historia está hecha de combates dudosos en los que ninguna causa es pura, ninguna decisión sin riesgos, ninguna acción sin consecuencias imprevisibles» (1959: 72). Estas ideas definen con exactitud cartesiana el nacimiento de esta web.
Su utilidad está difuminada en una dudosa neblina informática hilada por algoritmos desconocidos; no se atiene a la idea de pureza que le exigiría la autoridad de Sócrates; conlleva algunos riesgos importantes, derivados del único gasto que toda persona debería cuidar con esmero: el tiempo; y, faltaría más, su devenir es imprevisible.
Sin embargo ¿cómo se pueden esquivar los combates dudosos? Los retratos que son fuente de nuestro interés se pintaron hace unos mil ochocientos años de media; eran objetos familiares sin ningún interés para los grandes conceptos históricos; fueron enterrados en cuevas o pozos del desierto y olvidados; descubiertos casualmente por los lugareños centenares de años después eran, sin más, quemados como combustible; ... Hoy en día, son uno de los tesoros más importantes de aquellos museos o instituciones que los poseen en sus fondos; han venido a constituir un corpus único de pintura antigua que tenemos la suerte de conocer, por la extensión, por el soporte y por su calidad; las exposiciones que los muestran mueven a decenas de miles de personas; ... ¿Cómo esquivar este dudoso combate que dura dos mil años?
A estos Retratos de El Fayum está dedicado el esfuerzo. Muy raramente disponemos de la oportunidad que ellos nos brindan: mirar a los ojos de nuestros antepasados reales y sentir de tú a tú su presencia. Sin insistir en la imprevisibilidad del resultado, el esfuerzo ha merecido la pena.
Y me mantiene a la expectativa el hecho de que haya nacido de la necesidad, esa «violenta maestra de escuela» decía Montaigne (I, XLVII). Experiencia personal que quizás puedan sentir otras varias gentes a lo ancho del mundo. A mí me resultó útil, empero de esa utilidad tan consistente que es lo materialmente inútil, y quedo a la ilusión de sus respuestas.
REFERENCIAS
ARISTÓTELES (1998) Metafísica, Madrid: Gredos [Edición trilingüe de Valentín García Yebra].
ARON, Raymond (1959) “Introducción”. En WEBER, Max (1988) El político y el científico. Madrid: Alianza, pp. 9-77.
MONTAIGNE, Michel (1994) Ensayos (3 vols.). Barcelona: Altaya.
